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Los domingos, Limpieza General: "Relato en Construcción" Aireando viejos relatos

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   Me paré delante del gran edificio y entré, no podía demorar por más tiempo mi incertidumbre. En aquellas cinco plantas estaba la inspiración que necesitaba para empezar, la fuerza para continuar y la magia para terminar.    Delante del ascensor dudé de nuevo, pero cuando se abrió de par en par, sentí una atracción hacia su interior inevitable. Estaba solo y mi imagen se reflejaba en cientos de yoes en su paredes acristaladas.  El elevador se puso en marcha y ascendió sin más ordenes que las de mi deseo. Unos segundos y se detuvo anunciando a través de una metálica voz:    -¡Planta primera! Argumentos, Temas, Propuestas. - Cerré los ojos y sentí como los cuentos más inauditos se recolocaban en mi estantería mental. Siguió  subiendo-.   -¡Planta segunda! Personajes, Chicos, Chicas, Niños, Animales. -Elegí rápido, para esa historia de Amor con dos me bastaba-.    -¡Planta tercera! Seducciones, Pasiones, Desengaños. - De la estantería que enfrentaba a la cabina, cogí el

Los Domingos... Limpieza General: "El paraguas que quería ser flor" (Aireando viejos relatos)

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      Se abría demasiado pronto y eso le obsesionaba. Acostumbrado a esa inmediatez que en su día le pareció tan eficaz, hoy unas lluvias después, más bien le molestaba. Quería disfrutar de ese movimiento tan instantáneo hasta entonces y convertirlo en un viaje lento, casi imperceptible; mas que abrirse de golpe, lo que quería era crecer despacio.      Recordó un reloj en un campanario y comprobó el paso del tiempo sin que éste exteriorizase sus movimientos; de pronto era las doce y mas tarde la una, y por más que fijase la vista en las negras y puntiagudas saetas era incapaz de detectar el más mínimo movimiento.      Así querría ser él, un paraguas que pasará de estar cerrado a abierto sutilmente, pasearse por todos y cada uno de los diámetros que dibujase su circunferencia de una forma tan pausada que sólo la ausencia total de lluvia evidenciase su absoluta apertura.      Comentando estos pormenores con su amiga la Sombrilla, reparó en la alegre ornamentación de la

Los domingos... Limpieza General. "Hoy pinto" (Aireando viejos relatos)

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Hoy no escribo, hoy tengo que pintar. Mi aventura con los pinceles comienza de buena mañana. Hago cola en la puerta del Centro Comercial, la tienda de pinturas está a punto de abrir, intuyo que somos más de uno los que hemos decidido terminar las vacaciones con el repaso de ese paño de pared que ya amarillea en una parte del Salón. Mi turno es el 7, pánico me dan las listas que exhiben los colegas que están delante de mí. Mientras tanto repaso el contenido de mi pedido, no quiero olvidarme de nada; en casa se han reído cuando he sentenciado: -Eso, lo pinto yo en un santiamén, ¡y sin ensuciar!  a ver… con una brocha y pintura en cantidad tengo más que suficiente.   -¡El Siete! -Yo… buenos días, verá, quería pintar unas paredes de mi casa, unos 40 m2 . más o menos. -¿De que color? -Blanca, pero no ese blanco inmaculado que parece leche, algo más sentido, creo que se llama blanco roto. -Mire, le sacaré una carta de colores y elige Ud. y le anticipo que los colore

Los domingos, Limpieza General. "La Dama que inventó la Noche" (Aireando viejos relatos)

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     Al joven Aristarco le perturbaba la noche, no entendía el cambio a ese gris oscuro, casi negro, tan diferente al del día, tan claro y luminoso al que se había acostumbrado y asumía como natural, no así la noche que suponía para él, (consumando curioso) un verdadero quebradero de cabeza.      Le inquietaban los fenómenos que aunque aparentemente normales, no terminaba de entender y para los que aseguraba habría alguna explicación. Repasaba diariamente el proceso de oscurecimiento al tiempo que se producía, en una secuencia casi exacta o al menos eso parecía indicarle su particular medición del tiempo, e  intrigado presenciaba el transito pausado que el estado de absoluta claridad daba paso irremediablemente a la más enigmática de las sombras.      Pensó que algo tendría que ver en esa secuencial forma de manifestarse, por un lado el espacio que habitaba y por otro su relación con esa bola amarilla de visión casi insoportable de cegadora luminosidad, conocía por sus maestros

Los domingos... Limpieza General. "La noche". Aireando viejos relatos.

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      Que larga es la noche…      Estoy frente a este teclado de letras blancas, las yemas de mis dedos reposan inquietas sin saber qué hacer, por dónde empezar, necesito una frase, (ni siquiera una frase) un articulo determinado, un pronombre personal o un nombre común, una idea, una inquietud que me estremezca y me ponga en marcha.      Que larga es la noche y que sombría la ausencia, levanto la mirada y recorro en un travelling de 180 grados buscando esa imagen que me despierte de mi letargo, veo con avidez fotos y objetos y les grito que me cuenten sus sueños, sus vivencias, hoy no es su noche, ni la mía, me detengo en la ventana y llueve.      Que larga es la noche, por favor, sólo un “La” para entonar y todo será más fácil, me distrae la Radio, se mezclan y me confunden los “Mis”, los “Res” y los “Fas” suena la música, ella y yo solos en la madrugada. Qué barbaridad, si sólo es un relato de no más de 300 palabras.      Que larga es la noche y amanece, los prim

Los domingos... Limpieza General. "Una mesa" (Aireando viejos relatos)

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     Una mesa, como mi padre. De mayor, quiero ser mesa como mi padre, no una de esas extensibles o articuladas, ¡no! quiero ser de una pieza, grande y maciza.      Sólo soy un pino, no importa, seré la mesa más fuerte de cuantas se hayan fabricado, con los abuelos presidiendo los extremos, sonriendo cómplices por habérsela comprado a Quimet, el ebanista de la Plaza.      Recuerdo aquella que se hizo él para su casa, de vieja delataba en su piel todo su pasado. La mesa del Quimet y la Colometa era su historia.  Su superficie, que ella lustraba cada sábado, era un mar de cicatrices por cuyas rendijas, ensimismada, pasaba las horas arañando las migas de pan que habían quedado varadas en su fondo.      Hay un largo camino, desde Valsain, allá en la Sierra, hasta la carpintería de Quimet. Es ley de vida, ya tengo los poros abiertos y mi piel es clara como la paja pálida con sombras rosadas.     Huelo a fresco y no me importará oler a cola como huelen los mayores, primero h

Los domingos... Limpieza General. Aireando viejos relatos. "Dos Ventanas"

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A diario, me asomo al exterior a través de dos ventanas, respiro y suspiro en cada una de ellas. La más grande, con dos inmensas hojas de cristal, me transporta a una realidad cotidiana. Recreo la mirada, y mi ensimismamiento es compartido por palomas, gorriones, helechos y un laurel, y siempre por un cielo tan variado como los gustos; hoy por ejemplo está gris plomizo, serio y circunspecto, pero me gusta. Cuando amanece y se gasta la madrugada, me repito: “Hoy, puede ser un buen día. Confiado, me lo creo, Cuando anochece, todavía con los últimos rayos del sol, pego la nariz al cristal y repaso lentamente los misterios de las horas vividas, y veo esconderse la luz por mi derecha. Entonces, solo, en esa soledad consentida me dejo seducir por el pautado ronroneo de las palomas. La otra ventana, sigue a continuación. Ésta, mucho más pequeña y de una sola hoja de tacto líquido me lleva a un mundo virtual, que cada vez lo es menos, y converso con ella, o mejor dicho, a través de

Los domingos... Limpieza general: Mascagni. (Aireando viejos relatos)

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Los Corleone mueren con Mascagni de fondo.     He visto por enésima vez, la tercera entrega de “El Padrino” y por enésima vez he deseado inconscientemente que llegaran las escenas finales del desenlace en el teatro Massimo de Palermo, justo donde el veterano Carmine Coppola recoge en minutos concentrados la esencia de la Opera de Pietro Mascagni: Cavallería Rusticana dentro de un paquete de temas sicilianos, una tarantela y una mazurka, claras melodías folklóricas que ambientan las estancia de Michael en Sicilia.     Un día, Pietro Mascagni, puso el ojo sobre una página de la revista Il Teatro Illustrato en la que se daba la noticia de la tercera convocatoria de un concurso de óperas de corta duración, promovido por la Editorial Sanzogno y dirigido a jóvenes compositores con un premio en dinero y la inmediata puesta en escena de las que lograran los tres primeros lugares. El plazo de entrega estaba cercano y el tiempo escaseaba.     El compositor buscó con ansiedad un pu

Los domingos... Limpieza general. Tosca. (Aireando viejos relatos)

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         Tre sbirri, una carrozza,     Cuatro años después de La Boheme, Puccini escribe su siguiente ópera, Tosca. El maestro cambia su actitud y compone una partitura estremecedora, vertiginosa en la que se dan por igual drama y romance y un desenlace especialmente trágico. La estructura de esta ópera es perfecta, se podría decir que en ella nada falta y nada está de más. Otra vez una heroína Pucciniana a la que hace vivir los momentos más conmovedores que una mujer pueda desear y que una soprano pueda recrear.     Tosca no es simplemente un maravilloso melodrama lírico, sino también posee un importante fondo histórico que no se evidencia en exceso debido a las transformaciones realizadas a partir del original del primer libreto.  Al presentar una ópera como Tosca debe hacerse necesaria alusión a la corriente llamada “verismo”, la cual se caracteriza por plasmar detalles realistas de la vida común y corriente, con sus miserias y dramas, buscando efectos escénicos de fuerte

Los domingos... Limpieza General. "Tú y Yo" (Aireando viejos relatos)

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Tú, geométricamente adaptable. Porque lo cóncavo y convexo se complementan. Porque el agua y el aceite, a veces se mezclan. Porque el blanco y el negro, forman un gris intenso. Porque la noche se une con la mañana. Porque los Meridianos juntan Polos opuestos. Porque los Hemisferios, se alternan para darnos a la vez, la belleza de las diferentes estaciones. Porque me completo contigo, que me completas. Porque sin ti no soy… yo tan rebelde siempre. Yo, Poliédrico trascendental Me descubrí en este cuadrado. Me miro en él y me veo, espontáneamente perfilado, aparentemente hermético, dentro y fuera, inaccesible pero vacío para recibir y alojar en su interior todo lo que venga, ordenándolo. Apurando los milímetros de una superficie que adivino. Acerco el carro de mi vida y vuelco emociones, pasiones, traiciones, gente y más gente que empuja y codea por situarse en el centro. Otros, los menos, seres queridos a los que no quiero perder de vista y amigos que

Los domingos... Limpieza General. "Balú" (Aireando viejos relatos)

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      Balú, era un pequeño Pub. Tan pequeño que a veces para bailar, había que retirar los cuatro sillones que tenía en el pasillo que daba a los baños. El ambiente era tan íntimo y familiar que solo con frecuentarlo reconocías al resto de los parroquianos, incluso echabas de menos a los ausentes. Su propietario, José, era el hilo conductor que relacionaba clientes y acontecimientos, como un maestro de ceremonias multidisciplinar que igual preparaba un contundente Dry Martíni, que pinchaba la música más adecuada para cada momento. Visita tras visita y como si lo hubiéramos pactado los mismos asientos, de esta forma, la música, las copas, los aperitivos, los asientos y José se repetían casi de memoria, día tras día. El local que abría como bar desde primera hora de la mañana, mantenía una actividad razonable y ordenada en horas de desayunos y aperitivo, pero era al anochecer cuando el local se vestía con un lúdico atractivo que invitaba a esconderse entre los estampados de l

Los domingos... Limpieza General. "New York" (Aireando viejos relatos)

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     Oí decir que el lema que preside la vida en esta frenética ciudad es “Ride the Wave” algo así como: “Cabalgar en la cresta de la Ola”. Una forma de entender y personalizar un estilo de vivir lo cotidiano.       Pero aún siendo cierto, New York no sería la gran ciudad que es, si no proporcionase otras alternativas diametralmente opuestas en las que la tranquilidad, el ocio sosegado, la contemplación y el descanso compartido, no fueran estímulos placenteros y reconfortantes. Prueba de ello son algunos ejemplos como los paseos a primera hora por Central Park. Una dilatada visión del Skyline desde el Brooklyn Heights Promenade. Una lectura corta en el Walt Witman Park o incluso un reencuentro con la paz y el silencio asistiendo a la Solemne “Celebration of the Lord’s Pasión” con el “Miserere mei Deus” de Allegri o el “O vos omnes” de Casals en la Holy Family Church.      Así la estancia en la Ciudad se convierte indistintamente en una Película a veces de Acción, a veces

Los domingos... Limpieza General. "París" (Aireando viejos relatos)

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     Paseaba por el Pont de L’alma, -pasear, por los puentes que son abrazados a su paso por el Sena, es entender a nivel del agua la historia y percibir los diferentes paisajes que han configurado esta maravillosa Ciudad- decía, que paseaba, y reparé con sorpresa en la total inexistencia de los recuerdos con los que habitualmente los nostálgicos homenajeaban a “Lady Di” y que cubrían el contorno de la réplica de la Antorcha de la Libertad que existe al principio del puente, el Ayuntamiento ha decidido cortar de raíz estas manifestaciones de cariño que le dedicaban a la Princesa de Gales, ahora la base del monumento está llena de incontables y sucios restos de cinta adhesiva.      S e oyen sirenas, en París, siempre se oyen sirenas.      El Pont Neuf, es íntimo y sensual, quizás uno de los de “ojos” laterales de ribera transitable más largos y profundos. París entero pasea por ellos, 100 m2. De sombra que habrán presenciado 100 millones de apasionados besos y otras tantas decl

Los domingos... Limpieza General. (Aireando viejos relatos)

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"Día de la Madre" El tren conocido como “Alcazareño” tenía prevista su llegada a las 21.15. Se le conocía por ese nombre, porque la estación de partida era Alcázar de San Juan en la provincia de Ciudad Real. Su salida era de madrugada y el recorrido por tierras castellano-manchegas, hasta entrar en la provincia levantina era lento, parando en estaciones de segundo orden para recoger viajeros con destino a Albacete y Valencia. Amparín, regresaba como en otras tantas ocasiones, sentada en un banco de madera corrido y cargada de cajas, bolsas y paquetes, tantas que parecía imposible que ella sola hubiera podido subirlas y distribuirlas por los desnudos anaqueles de aquel incomodo vagón de tercera. Eran tiempos, que, aunque distantes de la posguerra, la precariedad y escasez con la que se vivía obligaba a agudizar el ingenio de la gente para tener una supervivencia digna. Amparín, trabajaba en La Fábrica de Vidrio, y adquiría lotes de piezas defectuosas, que una v