La última Traviata


Hace casi treinta años, en una víspera de Reyes, mi madre me dijo: "Alfredo, como eres tan raro para la música, este año no te voy a comprar nada, yo te doy el dinero y tú te compras lo que quieras"
Me compré mi primera ópera.
Evidentemente aquella también fue mi primera Traviata, tres discos de vinilo editados por Decca Record con Sutherland, Pavarotti y Manuguerra.

La Traviata, También fue la primera representación que vi, en Diciembre de 1.990, en el Teatro Principal de Valencia. dirigida por Manuel Galduf y Nuria Expert,
Quiero decir con todo esto que La Traviata es mi ópera preferida y muy mal, muy mal tiene que estar para que se me indigeste.

La representación del pasado martes en el Palau de les Arts de Valencia de la que ya otros (Atticus o Titus) han hablado más y mejor, sólo presentaba un cambio respecto a las anteriores, el tenor Francesco Demuro sustituía a Vittorio Grigolo, por lo demás subrayo cualquiera de estas críticas, que bien valdrían para esta ocasión.

Parece ser que el toscano Grigolo no estuvo a la altura de las circunstancias, a pesar de ser un rol que domina a la perfección y que repite cada año tres o cuatro veces en los mejores teatros del mundo, y al que han llegado a llamar cariñosamente “Il Pavarottino”
Evidentemente, yo lo hubiera preferido, pues no he padecido antes un tenor más perdido que Demuro, perdido y amanerado en el escenario, perdido con la voz, incluso perdido en el traje (supongo que Grigolo, viste una talla más) creo que Maazel relentizó en más de una ocasión a la orquesta para no perder al tenor por el camino, el resto con muy buena voluntad resulto muy entrañable.

Verdi fue un compositor muy generoso con los barítonos (véase Rigoletto o Falfast entre otras) les regaló pasajes tan magníficos como este segundo acto de la Traviata, sin embargo llevados por una solemnidad mal entendida, algunos cantantes paralizan el personaje y se convierten en estatuas, temerosos de volverse sal en un giro o un movimiento que acompañe el drama, haciéndolo un poco más creíble.

Como también, Verdi, compuso uno de los más bellos y difíciles roles de soprano, pasando de la ágiles coloraturas del primer acto a la calidez y dramatismo de los segundo y tercero, que la rusa Gerzmava resolvió correctamente.

“La Traviata de los Espejos” como se conoce a esta producción italiana, es espectacular pero algo fallida, pues la efectividad de su diseño reside en la reflexión que de la base del escenario se hace en el paramento inclinado totalmente forrado de espejos. Algunas escenas resultan impactantes pero otras en cambio, increíbles y molestas.
Excepto la del último acto, que abre el escenario con una de las más coherentes, bellas e íntimas que recuerdo y que te convierte el sueño en pesadilla cuando al recuperar el paramento inclinado los 90 grados, refleja de lleno el patio de butacas (espectadores incluidos) al tiempo que este se ilumina, produciéndose una desconcertante carrera por encontrar a Wally entre las caras reflejadas.
Automáticamente te desconectas del drama, de la intimidad, de la música, de la obra, y no te levantas y te vas, porque sabes que Violeta todavía no ha muerto y no quieres perderte el glorioso final que nos tiene reservado el maestro Maazel.

La última de abono, que a pesar de esta Traviata, esta siendo una temporada inolvidable.

Comentarios

  1. Menos mal que las Traviatas finales se han solapado con las Cavallerias, donde un mejor reparto y un Maazel inspiradísimo nos han hecho tocar el cielo y cerrar la temporada con un buen sabor de boca. Ahora, a esperar a Mehta.

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  2. Amigo Alfredo, coincidimos plenamente.
    Esta Traviata ha sido un final muy decepcionante para una temporada muy positiva.
    Hacía tiempo que no llegaba a aburrirme tanto viendo una ópera.
    Demuro ha sido un Alfredo muy malo, que casi hizo bueno al berreante Grigolo, y eso que contó con la inestimable colaboración del Maestro Maazel, que llegó a poner la orquesta a mínimos para que se le escuchara.
    La escena final me pareció un enorme error de concepción escénica.
    Como dice Titus, ahora le toca a Mehta. Veremos qué tal resulta el Festival del Mediterrani.
    Un abrazo.

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  3. Bueno, Alfredo, paciencia.Todo no puede salir siempre como debe ser o nos gustaría que fuese. Nadie nos libramos de un mal día. Ni siquiera el tal Demuro...

    Un abrazo.

    Maat

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  4. El tal Demuro creo que hace años que no se libra de un mal día...

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  5. No so muy entendido en operas,pero he leído varias malas críticas de esta representación de la Traviata.

    Besos

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