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Este jueves, relato: Sentimientos encontrados en la Navidad

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Había decidido dedicar la primera hora de la mañana a comprar algunos de los regalos de Reyes. Eran mínimos. Solo unos pocos faltaban para completar mi lista de compromisos. Intuyo un principio de mañana tranquila, la hora es buena y el día todavía no ha hecho más que empezar. Alcanzo las puertas del gran almacén, recién abierto y al fondo veo la sección de música cuando empieza a sonar mi iPhone: —Escucha con atención, me da lo mismo que sea víspera de Reyes, necesito el proyecto, quiero algo para primera hora de esta tarde, ya sabes mi correo. Alterado y confundido llego hasta el mostrador de clásica, busco y pregunto por «La Traviata» de Salzburgo. —Lo siento pero acabo de vender la última —me responde la dependienta. Ya en la calle, en busca de la dichosa ópera  y al doblar una de las esquinas, me tropiezo con un indigente: —¡Dame algo para un café! Rastreo el fondo de mi bolsillo y al tacto reconozco una moneda de 2 euros, no quiero sacar la totalidad de ellas

Este jueves, relato: Pérdidas

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Semana de pérdidas perdidas. Hoy, primer día de mi ausencia me ahoga la melancolía y me desbordan los recuerdos. No quiero mirar atrás. Hoy, segundo día sin mirar atrás, perplejo en este nuevo amanecer, me lleno de pérdidas irrecuperables. No me caben más de las que me traje. Hoy, tercer día perdidas mis pérdidas me veo oscuro y gris, y no sé como iluminarme para encontrarme. Hoy, cuarto día entre nubes me visto de mentiras, me disfrazo de otro que se me parece, lo intento... pero no se lo cree. Hoy, quinto día de no ser yo, me circunda el amor. Sólo tengo que estrechar el círculo y hacerlo mío. Se me escurre, es de agua. Hoy, sexto día de llorar intento rehacerme deseando el deseo, pero el deseo es muy caro y no está a mi alcance. Hoy, séptimo día de renuncias me lleno de recelos y envidias gratuitas. Solo, llego hasta el horizonte, cruzo su puerta y me pierdo para siempre. Foto: Ibán Ramón  Encontrarás más pérdidas en el blog de Charo

Este jueves, relato: Un giro inesperado.

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—¿Qué es el destino? Se preguntaba el poeta mientras sentía el peso de una metafísica gravedad sobre su pecho. Hasta hace unos días no creía en él. Era poeta. Poeta existencialista. Poeta de reivindicar. Poeta de contestar. Poeta de anti todo. —¿Qué es el Destino?  Se seguía preguntando en medio de aquella nueva oscuridad. Hasta hace unos días se respondía a sí mismo repitiéndose que, el destino, no es ni más ni menos que el tino, sin des, con el que se hacen las cosas. En su caso la excepción confirmaba la regla. Qué era si no esa circunstancia que padecía o disfrutaba casi a diario, sin excepción, irremediablemente, da lo mismo la hora o el lugar; hasta el punto de replantearse creencias y fabulaciones respecto a por qué sucede todo, generándosele dudas existenciales que minan sus más torcidas convicciones. A estas alturas estaréis preguntándoos, qué es eso tan trascendente que cada día, sin excepción, tambaleaba su fe en lo puramente circunstancial. ¿Es eso el destino, el az

Este jueves, relato: seis + una : ninguna.

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El paseo diario por ese submundo que era su barrio, a Elisa, le divertía. Era un continuo jugar con unos y otros. Minutos de estímulos próximos y posibilidad de estrechar lazos, cuando no, de atar otros nuevos. Se movía con diligencia, corría, jugaba, saludaba, y se paraba pegando la nariz al cristal en el escaparate de la juguetería. E n el barrio, Elisa, ampliaba conocimientos, perdía miedos y hacía amigos, muchos. Por encima de lo que pareciese, para ella, era un lugar que descubrir. Honesto. Divertido. Abierto y solidario. También, a veces, alevoso, distante e impersonal. Solo había que dejarse llevar, disfrutar de él y volver pronto a casa. Al fin y al cabo, cada día y de forma invariable vivía escenas como estas: —Elisa espera , baja la basura. —Elisa levanta el culo del sillón y ponte a estudiar. —Elisa anda derecha que parece que naciste cansada. —Elisa no sales a la calle hasta que no te lo hayas comido todo. —Elisa apaga la tele y a dormir . —Elisa,

Halloween en Irán

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«Me acuso de ser mujer y al parecer, por el hecho de serlo, peco reiteratívamente. Ahora, esperando el final pienso en lo cara que es la vida». Así se confesaba Zhara a un dios desconocido en cuyo nombre iba a sufrir la más cruel de las penitencias. No importaba el pecado, que en ningún caso lo era..., salvo el de ser mujer. La primera piedra le alcanzó de lleno en la clavícula, el cuello de la escápula se partió por la mitad, justo en el sitio en el que de niña apoyaba los sacos de grano que llevaba a casa. La segunda abrió una brecha en su frente, dibujando un hilo de sangre y un río de dolor, se tambaleó y cayó de rodillas. Una con arista viva le golpeó el pecho cortándolo en diagonal, justo por donde hacía unos meses brotaba la leche que detenía el desesperado llanto de su recién nacido. Ahora la leche era roja. No ubicaba los dolores, su sonrosada piel se llenaba de cercos morados con manchas rubíes. Un golpe agudo en el pie la despertó de su abandono, los dedos

Este jueves, relato: ¿Qué hace esto aquí?

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«Cuando sea mayor quiero ser tenor. Orondo, con la barba recortada y sobreactuando con torpeza premeditada en el teatro de mi pueblo». En eso pensaba Liborio cuando, soñando despierto en medio de su rebaño de ovejas, se posó un extraño objeto volador del tamaño de una cabina de teléfonos con dos focos deslumbrantes. Una vez el O.V.N.I. quedó en silencio, bajó de él un bicho de dos patas. Metálico. Con lucecitas. En un abrir y cerrar de ojos, el bicho lo abdujo llevándolo al portamaletas de aquel artilugio volador. Elevarse y desplazarse en paralelo fue todo uno. Aterrizar en el Teatro Real y escupirlo en el suelo del escenario, todo dos. « Una furtiva lágrima » salió de su garganta. Su voz, limpia, irrumpió vomitando agudos impensables, entonaciones grandiosas, como hacía tiempo no se escuchaba en esa catedral de la lírica.  Sólo las ovejas supieron, en primera persona, de aquel sueño de Liborio hecho realidad. ¿Quién puso allí ese artefacto volador? Más cosa fue

Este jueves, relato: Hospitales

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Los blogs son como la bitácora de a bordo en la que, a veces, cuentas todo lo acontecido en este barco que es tu vida y de la que uno es capitán y grumete al mismo tiempo. Al menos esa fue la intención inicial. Pero este diario de plasmar en «intimidad» lo cotidiano, al final, se convierte en una arbitraria aportación de mensajes, reivindicaciones, informaciones de carácter general, relatos de ficción y algún que otro cuento en el que nos dibujamos de espalda para disimular, cuando no para engañar. Hoy siento la necesidad, o al menos el gusto, de contar una experiencia que me ha dejado totalmente descolocado. Esta tarde he estado en Urgencias, en el Hospital La Fe de Valencia. No, en el nuevo  no, en el viejo, el de siempre. Ese en el que acudíamos muy a pesar nuestro acompañando a alguno de nuestros hijos con una brecha en la cabeza o siendo acompañados por alguno de ellos, porque se nos había disparado la tensión. Ese en el que dábamos mil vueltas para aparcar el coche y q

Este jueves, relato: Septiembre

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         Si septiembre no existiera, aunque duela, habría que inventarlo. Esa fue la conclusión a la que llegó Estanislao cuando a mitad de mes, o sea el día quince, hizo un repaso de esos primeros días. De entrada, en ese mes, él no cumplía años; sí en cambio era su santo, pero, y qué más daba, de todos era sabido que en su familia las onomásticas no se celebran. Un septiembre esperanzador encontró a Poker, un perro callejero que le fue fiel durante diez años y este septiembre, traicionero él (el mes, no el perro), lo perdió para siempre. Su fortuna, esa que todavía no tenía y con la que soñaba cada día le fue esquiva; hasta este mes, septiembre ingrato y desleal, bailaba al son de la Bono Loto: en los días impares, caprichósamente, acertaba sólo el reintegro, que invertía en los días pares en los que inexplicablemente nunca salía su número, con lo cual a final de mes, tenía el mismo euro, solo uno, suficiente para seguir jugando. Pero en septiembre no acertaba ningún día, ni l

Este jueves, relato: «Adivina, adivinanza». Participantes.

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Este jueves juegan conmigo: Ca R m e n AN d ú ja R L eo N O r C ha r o C o R té s M on t SE S a la M A G P a B l O M o lí d e l C an Y er J ua n Ca r lo s P e P E D em i u r GO M a Ma C e Ci T ra c Y D iv a DE N o ch e

Este jueves, relato: Concurso y Adivina, adivinanza

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El tema para este jueves es: «Adivina, adivinanza» Se trata de escribir sobre un lugar, ciudad, monumento, etc. dando suficientes pistas y sin descubrir el lugar. Los lectores utilizaremos las pistas para intentar adivinar de qué lugar se trata, dejando nuestra respuesta en «comentarios». Después de haber entregado todos los libros comprometidos de «Este jueves, relato II», han sobrado 10 ejemplares que vamos a entregar entre los jueveros que lo deseen.  Para esto he añadido en el título el apartado «Concurso» que consiste en lo siguiente: Adelantaré mi relato en esta misma convocatoria a modo de ejemplo, de forma que después de leerlo y adivinar de que lugar se trata me mandéis un correo  (alfredocot@gmail.com)  con la solución. Las cinco primeras respuestas acertadas que mandéis recibirán  dos ejemplares sin cargo alguno en su domicilio, indistintamente de donde sea. Recordar: 1.- Solamente las cinco primeras respuestas acertadas de mi relato serán las premiadas