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Mostrando las entradas etiquetadas como Tanzania

Arusha, una imagen para el recuerdo.

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Mi alma no es una estación, sólo un apeadero donde las hierbas y rastrojos crecen hasta esconder esas dos líneas de hierro que nunca llegan a juntarse. Pero a veces, la vida te regala tiempo, el justo para ir, vivir y volver a contarlo. Y somos lo que somos, los olores y las imágenes que obtuvimos en el camino y que se  perpetúan  en nuestro recuerdo. Una segunda juventud, que, al igual que la primera, exige exaltaciones que se acomodan y estallan en esta nueva etapa tan parecida a una virginidad repentinamente rota.   ¿ Habrá trampa en todo esto? Sé que algunos se resisten ferozmente a esta experiencia, pero curiosamente, a veces, la emoción te estalla en plena cara, iluminando ese apeadero en donde últimamente ni los mercancías se paran.     Arusha, Mayo 2012

Es Domingo... Vamos de Museos. Heritage - Arusha

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El Heritage es el Centro del Patrimonio Cultural de Arusha en Tanzania. Donde el pasado y el presente de más de 120 tribus se puede ver en formato de Pintura, Escultura y Fotografía. El fondo de museo mantiene viva la herencia cultural que alterna con exposiciones temporales y talleres de Arte. Destacada fue la exposición de las fotografías del francés Christophe Ratier,  impresas por inyección sobre lienzo, tomadas en un período que abarca más de 10 años alrededor del Volcán y el Lago Natron Lengai y representan a los Maasai en su vida cotidiana y su relación con el volcán Lengai, la montaña sagrada de los Maasai.                        

Adiós 2012

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Parecerá demagogia y tal vez demasiado personal, pero este Post está dedicado a una despedida, la del año 2012. Hay cosas mucho más importantes que el contenido de este vídeo, pero este año también es mío, para lo bueno y para lo malo. No he podido evitar ser salpicado por la sarna socio-económica y en el camino he perdido muchas cosas, como la mayoría de vosotros. Pero una, que siempre tendré es mi experiencia profesional en África; ésta, me ha permitido conocer un país y unas gentes a las que siempre hay que recordar y de las que siempre hay que volver a escribir. No quiero prescindir del valor de civilización que tenemos, símbolo de progreso hacia una vida más placentera, pero que debería ser patrimonio de todos y no de unos pocos. Este vídeo es un insignificante homenaje a una tierra que me ha movido el piso, y de la que nosotros pulgas civilizadas, tenemos mucho que aprender Bienvenidos  todos  al   2 0 1 3                        

Arusha. Escenas de calle

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Tanzania, objetivo cumplido.

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A través de la ventana de nuestro estudio, se ve un frondoso jardín. Colibrís y lagartijas, ajenos a nuestra presencia, comparten sin quererlo folios emborronados, hojas en blanco que se llenan de rayas de oscuro grafito, bocetos, cálculos, perspectivas, secciones y detalles que en el peor de los casos van llenando la papelera de pelotas arrugadas que lamentan en silencio lo que pudieron ser y ya no serán. Otras sin embargo, son como los colibrís y las lagartijas, cobran vida, dan y reciben color y son el prólogo de dibujos más complejos y determinantes. Así han pasado los 21 días, que entre lluvia y lluvia, hemos necesitado para diseñar los "Showroom" de Arusha y Dar es Salaam. Ahora, con el trabajo terminado, nos volvemos llenos de recuerdos y experiencias y especialmente con la satisfacción del deber cumplido.  Algunos ejemplos del Proyecto: Este es un Proyecto de Estudio Cot , con la colaboración inestimable del diseñador de Interi

Este jueves, cuento. Erase una vez...

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Erase una vez que se era… un elefante de cuatro patas y de piel gris perla, casi blanca; por lo de las patas no se diferenciaba de los demás, pero sí por el tono plateado de su envoltura. A vista de pájaro, todos parecían iguales. Desde el balcón panorámico, la manada, se confundía con unos diminutos puntos oscuros, que se desplazaban con una lentitud irreal. Bajo, en el interior del inmenso cráter del Parque Ngorongoro las vidas de los diferentes animales seguían su curso natural. Paseaban cuando tenían que pasear, comían cuando tenían que comer y dormían cuando tenían que dormir. Para todos, era exactamente igual, excepto para Sanna el pequeño paquidermo de sangre roja y de piel lechosa, que perplejo por su descarada diferencia, pasaba las horas cuestionando su evidente desigualdad. El resto de los elefantes de su edad le señalaban con la trompa burlándose de su rareza, lo que acomplejaba a Sanna, dolido en su particular calvario. ¡Ya está! Mu

Tanzania. Las masái

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           Recogimos a Nema en la puerta del hotel. La joven masài, vestía un precioso Shuka en tonos rojos y azules. Completaban su aire festivo: collares, pendientes, brazaletes, pulseras y un elaborado tocado que casi tapaba su rizada cabeza. Nema bajó un día a la Ciudad para vender los abalorios que confeccionaba su familia, conoció a un joven tanzano de Arusha, se enamoró y se casó con él.    Ni siquiera el Toyota 4x4 pudo con la encrespada colina, En esta época, la de las grandes lluvias, las riadas de agua hieren la tierra con grandes surcos que hacen imposible la conducción. Nema, sacó del interior de su Shuka un móvil marca Samsung y avisó a su familia del leve imprevisto. A mitad del camino nos esperaría su prima Laiza, que nos acompañaría hasta el campamento. Más de dos kilómetros de valle, sorteando surcos y tierra volcánica arrastrada por la marea del último diluvio.  Iniciamos la caminata: Nema, Sebastián mi compañero en el oficio de diseñar,

Tanzania.

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Tanzania no se puede explicar, al menos de una forma lógica, práctica o consecuente con los tiempos que corren. Si lo intentas, resbalas, te pasas o te quedas corto. Pero aún así, con el riesgo de epatar más de lo razonable, merece la pena intentarlo.   Tanzania huele a Reserva Natural, a picantes y a tinte de mil colores que lucen sus mujeres en una inacabable variedad de estampados con los que lucir sus esplendidos cuerpos.   Tanzania es intensamente verde desde el cielo y roja a pie de zapatilla. Sus ciudades, a vuelo de pájaro, son un hormiguero de sombras oscuras como el ébano que patean sus caóticas avenidas o pasean lentas, pero sin pausa los campos de maíz recién plantado. El tanzano es dueño de su tiempo, no tiene prisa, los indios corren por él y también por él, ganan su dinero. Es el primero en extender su mano en un saludo que empieza con una invitación y acaba con una mirada curiosa, limpia y penetrante. Clava sus grandes ojos en los tuyos y juega a c

Este jueves, relato. Déjà vu.

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La lluvia me acompaña 24 horas al día, diluvia con intensidad. Las enormes e interminables gotas al chocar contra la tierra, emiten un ruido amenazante que te recuerda que estás a su merced, su insistencia y mi sumisión van de la mano. Asomado a la ventana de la habitación, no veo el momento de salir. 35 grados húmedos y mojados, son las lluvias largas en Tanzania. Cuántas horas, hasta que de por terminado el día y regrese de nuevo a esta jaula de oro con cretona inglesa en los muros y algodón indio en las ventanas. Extraño estas cuatro paredes, nunca serán mías. Me sobrecoge su proximidad y me asombra su lejanía. Sin embargo ahora, mientras espero, es todo lo que tengo, un refugio con mosquiteras, que bailan suaves al ritmo del run, run del ventilador. Mientras espero, me vence la monótona y persistente cadencia. Por un momento, despierto a la realidad y contesto a la señal de la recepción: -Gracias, bajo enseguida-  Al cerrar la puerta, el golpe seco me recuerda