Entradas

Mostrando entradas de febrero, 2017

Este jueves, relato: Convocatoria «La ventana indiscreta».

Imagen
Para este jueves proponemos una ficción descarada, atrevida, escondida. Un ejercicio de fantasía al más puro estilo « Hitchcock». ¿Qué vemos, o qué nos gustaría ver, cuando, a oscuras, miramos a través de nuestra ventana? La luz apagada y en las ventanas de enfrente la vida en plena efervescencia. Escenas de amor, violencia, cotidianas, sospechosas, insólitas, familiares... Juguemos  a ser L. B. Jefferies (James Stewart), el fotógrafo de la película de Alfred Hitchcock e inventemos desde la impunidad y la distancia una historia a medida de nuestra imaginación. Participantes: C am P I re L a m a R íA p ER l ada V I V ia n M Ó ni c A S a N M o Lí d el C an Y ER M o NT s e RR a t F a b iá N L eo N O r Y e SS y K a n M a ti C e S A m E R o S A na T ra C y D i V A de N O ch e C en S U ra S J a v ie R M I ró m i R A lu n AS M a M a C ec i d E M I u R g O A l F R ed O

Este jueves, relato. La escalera

Imagen
« Ojos que no ven, corazón que no siente». Ella sentía. Y olía. Cada mañana su despertar era un prólogo estimulante, una fiesta para sus sentidos. Juntaba ilusiones. Abría los ojos y, entre sombras, disfrutaba como lo hace una niña acariciando, sin ver, su primera muñeca.               No veía. Había aprendido a mirar y en esa permanente oscuridad, el resto de sus sentidos imaginaban en color. Y olía. Un giro suave, un golpe a traición, un bulto que desperezaba. Todo era una amable visión sintiendo como la naturaleza de su cuerpo simulaba dibujando una forma armónica. ¿Cuántos colores existirían que ella no había visto? ¿Y cuántos, cientos, que nunca verá? No era lo que sus ojos no veían lo que más le ocupaba, no tenía que indagar, divagar o imaginar. Su luz era de color azabache y su corazón la recibía como un tesoro por explorar en el fondo de su invidencia.       Y olía. Desde su casa, el camino al mercado, estaba a un paso que cada viernes hacía acompañada de

Este jueves, relato: El protagonista oculto... Una guerrera.

Imagen
Encarni es actriz. Hoy tiene rodaje.  Un rol dramático, como su vida.  Sale de casa apresurada, nerviosa. Ha conseguido maquillar los hematomas de su cara y, de nuevo, darle brillo a sus expresivos ojos. De camino al estudio se esfuerza por recuperar la normalidad. Ella es tierna, amable y apasionada con todo aquello en lo que cree; pero en casa... eso es otra historia, al menos hasta hoy. No sabe si, por fin, será capaz de cumplir lo que se ha prometido. Toma consciencia nada más gritar el director:        «¡Silencio, se rueda!». La primera frase de su partenaire, rebota en la madera del falso decorado simulando un golpe que la arroja al suelo:    « ¿Que me calle? Todas sois iguales. ¡Unas putas!». El limitado aforo, completo, contiene la respiración.  Encarni traga saliva e inicia el diálogo con la que es su réplica: «Si me vuelves a tocar me voy para siempre». Él le grita de nuevo, salpicándole el alma con una desbocada ira: «No te atreverás, si pon