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Mostrando entradas de junio, 2010

Héroes de Cabecera. Mercè Rodoreda (XVII)

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Normalmente en las entradas de esta serie que llamo: “Héroes de Cabecera” intento evitar referencias biográficas gratuitas y de fácil localización en otras fuentes, recreo de forma desenfada y escueta los aspectos más desconocidos o anécdotas curiosas en un laborioso ejercicio de documentación. Por esa razón no suelo abundar en fechas o bibliografías, que aún siendo importantes, no dejarían de ser inadecuadas o pretenciosas y sólo añadirían una aportación distante a los detalles más sobresalientes y personales de los homenajeados. Aún así, la vida de estos Dioses de andar por casa, está unida a valores personales extraordinarios, el Creador está íntimamente ligado a su Obra, al margen de su más o menos amplio anecdotario particular.  Este es el caso también, de Mercè Rodoreda, cuyo libro “La Plaza del Diamante” es motivo de más escritos y estudios que los existentes en la biografía de su autora.  Gabriel García Márquez subrayó que: “La plaza del Diamante es, a mi juicio, la

Este jueves, Relato. "Me acuerdo de ti, cuando veo..."

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Me acuerdo de ti, cuando me veo en sepia, perdidamente perdido. Esa adolescencia sin principio ni fin, eterna a nuestros ojos, inconsciente e irrelevante, con una sola prioridad, ser, estar y llenar todo aquel vacío de irresponsables protagonismos. A ños de vanidades, de soberbia y de cobardías disfrazadas, años de mirar por encima del hombro y abrirse paso a empujones entre los inferiores, (que dicho sea de paso, resultaban ser menos inferiores que tu). U na prepotencia grotesca e injustificada, sólo para lucir cual gallo de pelea, la cresta más variopinta y artificialmente erecta. Años de vagos y equivocados objetivos, falsos como la falsa moneda. De presumir cuanto más mejor, de seducir o intentar engañar, ...soy el más fuerte, el más impertinente, el más rápido, aunque no soporte, ni razone, ni mueva nada. Quieto, paralizado, ni siquiera me echo un pulso a mi mismo, ...lo perdería. Me acuerdo de ti, cuando me veo en sepia, huyendo, escondiéndome, bajo los efectos

Este jueves, Relato. "Bichos"

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Los “Bichos” trasiegan perdidos en su corral, encerrados esperando el pistoletazo de salida se mueven sin orden, inquietos e intuyendo desesperados el momento en el que se inicie la carrera a la Gloria.  Ajenos, al roce de cuerpos que se está consumando en el exterior y expectantes ante una primera y única experiencia. Corredores de fondo entrenados para la alta competición, se preparan para un destino extremo de irremediable muerte o vida para la vida. Un Maratón, con más de doscientos millones de participantes y medalla sólo para el vencedor, cuya soledad compartida le aísla del resto con el único sueño de la Supervivencia. Suena el chupinazo, la cabeza y la cola diseñadas ambas tanto para la velocidad como para la resistencia, escupen toda su energía biológica en un primer salto hacia las posiciones más ventajosas en un circuito lleno de trampas. El recorrido es corto, menos de 20 centímetros, muchos comienzan a quedarse rezagados, otros dan vueltas y vueltas sin rumb

Este jueves, Relato. ¿Hacemos deporte?

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Transcurría el minuto 43 de la segunda parte, el resultado estaba equilibrado , que no así el juego, el dominio del equipo visitante era tal, que el asedio a la portería local se hacia insostenible. El esfuerzo de los defensores no garantizaba controlar el empate inicial, empate que por una parte mantenía en la categoría a unos, pero que no era suficiente para la obtención del campeonato a los otros. La lucha indistinta por el título y por la permanencia, se decidía metro a metro en aquel terreno de escaso césped recién regado. Un metro que para unos era de una defensa a ultranza y para otros de una conquista irrenunciable. Los cuerpos fibrosos, húmedos y tensos chocaban en buena lid disputando una posesión que les permitiera lograr un sueño largamente acariciado. Cumplido el último minuto, el balón salió despedido de la bota del extremo izquierdo y voló por encima de defensores y delanteros, superada la línea de la portería y en su lógico descenso, éste quedó a una altura y

Sábados Literarios de Mercedes. "Conversaciones con Dios"

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Llegó a las 12’30, puntual como corresponde a un Dios. Lo vi entrar por la puerta, solemne, de Domingo, me reconoció entre los parroquianos que a esa hora se daban cita para el aperitivo del mediodía, le ofrecí asiento frente a mi, en una butaca orejera de piel marrón, que aceptó muy gustoso. -¿Qué le apetece tomar "Señor"?- -Un vino dulce- me contestó. -Verá, el motivo de esta cita, es para recordarle que hace ya más de tres mil años, su Padre, que es Usted, le dio Diez Mandamientos a Moisés en el Monte Sinaí. Necesitó 40 días para escribir con su propia mano sobre dos tablas de piedra las leyes básicas. Poco tiempo en mi opinión, para crear un reglamento de pautas de conducta de obligado cumplimiento, por el que se debe regir la humanidad.- -¿Tres mil...?, parece que fue ayer. Sin embargo, 40 días fueron suficientes para que la fe de un pueblo se perdiera y me sustituyeran por un becerro de oro construido en honor de mi adversario Apis, malgastando para ello tod